Era un día soleado, llegaron los primos de Rufino a casa de la abuela, teníamos todos entre 5 y 11 años, ni bien nos saludamos empezamos a planear para jugar a algo, pensamos en luchita en la cama, guerra de almohadas, escondidas, mancha, pero nos decidimos por hacer un parque de diversiones a pesar del tremendo calor que hacia.
Buscamos palas, rastrillo, un tambor, pintura, goma espuma y alambre.
Fuimos al baldío, atrás del patio y empezamos a cavar, hicimos un camino de cinco metros de largo y diez centímetros de profundidad aproximadamente, pintamos el tambor de chapa y empezamos a jugar a que uno se metía adentro acostado y los demás empujaban. Cuando vieron lo que estábamos haciendo mis tíos y abuelos nos retaron porque nos podíamos lastimar, ya que el tambor estaba oxidado pero al final nos terminaron ayudando, pusimos la goma espuma adentro del tambor cubriéndolo todo y con alambre le hicimos dos manijas para agarrarnos.
martes, 3 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario